LA PODA

PODA DEL OLIVO

El escritor agronómico romano Lucius Junius Moderatus dejó para la historia una frase bastante ilustrativa de esta técnica: “Quien ara el olivar, le pide fruto; quien lo abona se lo pide con insistencia; el que lo poda, le obliga a que se lo dé”

El olivo junto a la vid es una de las primeras plantas de variedad leñosa que se cultivaron hace más de 6.000 años y que se originó en la zona sirio-iraní. Se fue extendiendo por occidente a través de las dos orillas de mar Mediterráneo.

 

¿Qué es la poda?

Entre los trabajos que requiere el olivo, la labor de la poda es una de las más importantes a tener en cuenta en la vida de esta variedad de árbol.

La poda es eliminar todas las partes inútiles de la planta, es decir, las ramas y hojas que dificultan su normal crecimiento. Es una tarea imprescindible para el mantenimiento y desarrollo de la vida del olivo, ya que va a repercutir directamente tanto en la calidad como en la cantidad de fruto que produzca.

 

¿Por qué la poda es necesaria?

Podemos decir que las principales funciones de la poda son:

  • Mantener el equilibrio entre las raíces y las hojas.
  • Las ramas jóvenes son las que producen el fruto, por lo que hay sustituir las viejas para que nazcan éstas.
  • El tronco y las ramas principales deben quedar sombreadas evitando así quemaduras, y el envejecimiento de la planta prematuramente.
  • Tarea importante es saber adaptar la intensidad de la poda al tipo de olivo, dependiendo del tipo de suelo donde esté plantado, valorar su condición climática concreta y el marco de plantación donde se encuentre.

 

¿Qué conseguimos con la poda?

Con la poda reducimos el período no productivo de las plantaciones tempranas, extendemos el período productivo del olivo y retrasamos a su vez el envejecimiento.

El objetivo es conseguir altos rendimientos sin reducir el vigor del árbol.

En este tipo de trabajo, la experiencia es muy importante para evitar dañar el árbol. Hay que saber “cuidar” al olivo. De esta forma, nuestros olivos pueden seguir produciendo aceite de oliva virgen extra de gran calidad sin renunciar a una mayor productividad.

 

En Priego sabemos cómo conseguirlo.

PODA DEL ALMENDRO

El almendro y su fruto:

El almendro se caracteriza por ser un árbol resistente a la sequía. Sus flores lo cubren casi por completo cuando está en periodo de floración. Tras esto, da lugar a su fruto, la almendra, que es reconocida mundialmente por sus beneficiosas propiedades para el ser humano. La almendra es uno de los frutos secos más nutritivos y ayudan a fortalecer los huesos, el cabello, la piel y son buenas para el corazón, por ello la Federación española del corazón recomienda su consumo. Son ricas en fibras, proteínas, vitaminas B y E, grasas saludables, hierro, calcio, fósforo entre otros elementos.

 

La poda en sí.

El almendro es un árbol que requiere de mucha luz. Una poda bien realizada evita la aparición de enfermedades, ya que está directamente relacionado con la luz que recibe la planta. Cuanto más iluminado esté el árbol mayor será su rendimiento.

La poda del almendro es una de las tareas más importantes de esta planta porque saber realizar este trabajo de una manera correcta conduce a una cosecha abundante. Tampoco hay unas reglas únicas ni predeterminadas para la poda de este árbol, y el éxito de la práctica dependerá en gran medida de la habilidad, experiencia de la persona que se encargue de realizar esta labor.

La poda ayuda a desarrollar una buena estructura aérea. Si no realizamos este trabajo o lo hacemos de forma inadecuada, el almendro crece sin control produciendo ramas que no son productivas y que dificultan además la recogida del fruto.

 

¿Cuándo podar el amendro?

Una vez caídas todas las hojas es el momento adecuado para podar al almendro; esta época suele ser entre principios de otoño y finales de invierno.

En definitiva, la poda es un proceso básico destinado a equilibrar el árbol sacándole de esta forma un mayor rendimiento.

 

En Priego sabemos cómo hacerlo.